POEMAS IBÉRICOS (33) POEMAS DE MARIA AFONSO
Nació en Foios, Sabugal. Es profesora de História y autora del cuaderno Asa de Azul da
colecção O Fio da Memória (C. M. da Guarda, 2012). Ha participado en varias
antologias y revistas y asistido en varios encuentros nacionales e
internacionales de poesía. Ha colaborado con textos para catálogos y
exposiciones de fotografía. Publicó, en 2014, con la Editorial Lua de Marfim el
libro de poesía todos os silêncios. En 2016 publico con la Editora Canal
Sonora el libro de poesia (eu diria que nevava) y en 2021 publicó con la
Editora Edições Sem Nome el livro de poesia Corpo Irrepetível. También
escribe cuentos como el de Os Cavalos Regressam Sempre en el libro Rua do Encontro, Ficções
da Guarda en 2021. Es autora de los
textos del libro de fotografías solidario À Sombra do Olhar (In The Shadow
of a Look) de la Editora Mosaico de Palavras, de 2021. Colabora habitualmente con el periódico Jornal O Interior.
perguntas o que é um encantador de cavalos
e eu também não sei
prometo que hei-de percorrer as
praias do sul
em busca de imagens a preto e
branco
onde os cavalos comem maçãs
crianças descalças hão-de correr
para o mar
e deslizar sobre os espelhos
tudo lembrará a infância
haverá risos puros e nada se
perderá porque
ainda não terá chegado o tempo
soldados beijarão, ali mesmo,
mulheres de bocas rosa
as crianças entenderão mais
tarde, a seu tempo,
o mistério da paixão
por agora, nas praias do sul, os
olhos
reenviam imagens de um homem de
mãos
em concha onde os cavalos vão
comer
preguntas qué es un susurrador de caballos
y yo, que
tampoco lo sé,
prometo recorrer
las playas del sur
en busca de
imágenes en blanco y negro
donde los
caballos coman manzanas
niños descalzos
correrán hacia el mar
y se deslizarán
sobre espejos
todo recordará a
la infancia
habrá sonrisas
puras y nada se perderá porque
todavía no habrá
llegado el momento
los soldados
besarán allí mismo a las mujeres de bocas rosadas
los niños lo
entenderán más tarde, con el tiempo
el misterio de
la pasión
Publicado en https://umpoetaparaconversar.wordpress.com/2017/02/14/dois-poemas-de-maria-afonso/
3
Fica sempre uma poeira invisível em cada fim de tarde. Abelhas esvoaçam desorientadas. O calor abrasa como
se vozes tumultuosas atirassem pedras incandescentes. Ali ficam imóveis até
suspenderem a respiração. Alguém chega em busca de palavras. Num profundo
silencio preenche o ar. Expele ardor pelas cordas vocais. Fecha os olhos e a
infinitude vinca-lhe a pele. A noite vai
caindo no desacerto da sombra. Nesse vazio se afunda. Traz a esteira da
impermanência. A incerteza é um enigma a trespassar a realidade.
3
Siempre queda un polvo invisible al final de cada tarde. Las
abejas revolotean desorientadas. El calor las abrasa como si voces tumultuosas
arrojaran piedras incandescentes. Allí permanecen inmóviles hasta que dejan de
respirar. Alguien llega en busca de palabras. Un profundo silencio rellena el
aire. Expulsa ardor por sus cuerdas vocales. Cierra los ojos y la infinidad
arruga su piel. La noche va cayendo en
el desacierto de la sombra. Se hunde en este vacío. Lleva la estela de la
impermanencia. La incertidumbre es un enigma que atraviesa la realidad.
De Eufeme (2023)
******
O mortal ruido do silêncio aveluda-se sozinho. Nas
ruas, nos olhos, nas mãos. Nas vozes mudas dos rios, nas margens nuas. Tem
sabor a musgo quando roça na língua. Há silêncios dentro de cada mortal ruido
do silencio. O silêncio dos cães que não uivam à lua ou quando, amedrontados,
ladram aos homens. Há silêncios dentro dos homens. Mortais. Os silêncios. E os
homens. Há quem não saiba que o silêncio é um rugido anestesiado. Esmagado
contra um muro branco. Ou um muro branco derretido no ruido. Colho o silencio a
cada mover de mãos. Acaricio-o. Rasgo-o. Às vezes como-o. É o silencio que me
veste. É o silencio que me despe. A minha pele é o silencio dos mapas.
El ruido mortal del silencio se aterciopela solo. En
las calles, en los ojos, en las manos. En las voces mudas de los ríos, en las
orillas desnudas. Sabe a musgo cuando roza la lengua. Hay silencios dentro de
cada ruido mortal del silencio. El silencio de los perros que no aúllan a la
luna o cuando, asustados, ladran a los hombres. Hay silencios dentro de los
hombres. Mortales. Silencios. Y hombres. Hay quien no sepa que el silencio es
un rugido anestesiado. Aplastado contra una pared blanca. O un muro blanco
fundido en el ruido. Recojo el silencio con cada movimiento de mis manos. Lo
acaricio. Lo desgarro. A veces me lo como. Es el silencio el que me viste. Es
el silencio el que me desnuda. Mi piel es el silencio de los mapas.
De Corpo irrepetível, 2023, pg. 68
Traducción de Santiago Aguaded Landero
Comentarios
Publicar un comentario