POEMAS IBERICOS (65) POEMAS DE MARÍA VICTORIA ATENCIA
María Victoria Atencia
(Málaga, 1931) desde muy joven estuvo ligada a los poetas
integrantes del grupo Caracola. En 1971 se convierte en piloto de aviación
civil. En 1976, con Marta y María, se incorpora a las corrientes
poéticas del momento, roto un largo silencio que se produjo tras la edición de Cañada
de los ingleses (1961). Miembro de la Academia de Bellas Artes de San
Telmo, fue investida doctora honoris causa por la Universidad de
Málaga.
Es autora de diversos libros de poemas, entre las que destacan, además de
los ya mencionados, Los sueños, 1976; El mundo de M.V.,1978; El
coleccionista, 1979; Compás binario, 1979; Paulina o el libro de
las aguas, 1984; De la llama que arde, 1988; La pared contigua, 1989;
la señal, 1990, y De pérdidas y adioses, 2005.
Complementa su dedicación a la literatura con su afición a las técnicas de
ilustración y grabado. Es traductora de italiano, y algunas de sus obras se han
traducido a diversos idiomas. Entre otros premios, cuenta con el Premio
Nacional de la Crítica (1998) por Las contemplaciones; el Premio Real
Academia Española de creación literaria 2012 por El umbral. En 2014 es
galardonada con el XXIII Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, siendo la
primera poeta española en recibirlo. En 2020 presenta, en el Centre Pompidou de
Málaga, su libro Semilla del Antiguo Testamento, con especial
dedicatoria a las víctimas de la pandemia. Al año siguiente se publica Certeza
de la luz por la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo en Málaga, obra
homenaje con motivo de su noventa cumpleaños, en el que participan otros
autores mostrando su reconocimiento a la autora. Este mismo año publica Una
luz imprevista -poesía completa-, que recoge toda la producción poética
desde 1961.
El Amor
Cuando todo
se aquieta en el silencio, vuelvo
al borde de
la cuna en que mi niño duerme
con ojos tan
cerrados que apenas si podría
entrar hasta
su sueño la moneda de un ángel.
Dejados al
abrigo de su ternura asoman
por la colcha
en desorden, muy cerca de sus manos,
los juguetes
que tuvo junto a sí todo el día,
ensayando un
afecto al que ya soy extraña.
Quien a mí
estuvo unido como carne en mi carne,
un poco más
se aparta cada instante que vive;
pero esa es
mi tristeza y mi alegría un tiempo,
porque se
cierra el círculo y él camina al amor.
Quando tudo se aquieta no silêncio,
volto
à beira do berço em que o meu menino
dorme
com olhos tão fechados que mal se
poderia
entrar até o seu sonho a moeda de um
anjo.
Deixados ao abrigo da sua ternura
assomam
pela colcha em desordem, muito perto
das suas mãos,
os brinquedos que teve junto a si todo
o dia,
ensaiando um afeto ao qual já sou
estranha.
Quem a mim esteve unido como carne em
minha carne,
um pouco mais se afasta cada instante
que vive;
mas essa é a minha tristeza e a minha
alegria um tempo,
porque se fecha o círculo e ele
caminha ao amor.
tu corazón
descansa tan ajeno a las rosas.
Tu sangre y
carne fueron tu vestido más rico
y la tierra
no supo lo firme de tu paso.
Aquí empieza
tu siembra y acaba juntamente
-tal se
entierra a un vencido al final del combate-
donde el
agua en noviembre calará tu ternura
y el ladrido
de un perro tenga voz de presagio.
Quieta tu
vida toda al tacto de la muerte,
que a las
semillas puede y cercena los brotes,
te quedaste
en capullo sin abrir, y ya nunca
sabrás el
estallido floral de primavera.
Epitáfio para uma rapariga
Porque te foi negado o tempo da dita
o teu coração descansa tão alheio às
rosas.
O teu sangue e a tua carne foram as
tuas vestes mais ricas
e a terra não soube quão firme era o
teu passo.
Aqui começa a tua semeadura e termina
juntamente
-tal como se enterra a um vencido ao
final do combate-,
onde a água em novembro calará a tua
ternura
e o latido de um cão tenha voz de
presságio.
Quieta a tua vida inteira ao tato da
morte,
que às sementes pode e cerceia os
rebentos,
ficaste em botão sem abrir, e já nunca
saberás
o estalido floral de primavera.
Godiva en blue jeans
Cuando
sobrepasemos la raya que separa
la tarde de
la noche, pondremos un caballo
a la puerta
del sueño y, tal Lady Godiva,
puesto que
así lo quieres, pasearé mi cuerpo
-los postigos
cerrados- por la ciudad en vela...
No, no es
eso, no es eso; mi poema no es eso.
Sólo lo
cierto cuenta.
Saldré de
pantalón vaquero (hacia las nueve
de la
mañana), blusa del "Long Play" y el cesto
de esparto
de Guadix (aunque me araña a veces
las rodillas).
Y luego, de vuelta del mercado,
repartiré en
la casa amor y pan y fruta.
Godiva em blue jeans
Quando ultrapassarmos a linha que
separa
a tarde da noite, poremos um cavalo
à porta do sonho e, tal como Lady
Godiva,
já que assim o queres, passeará o meu
corpo
-os postigos fechados- pela cidade em
vigília...
Não, não é isso, não é isso; o meu poema
não é isso.
Só o certo conta.
Sairei com calças de ganga (por volta
das nove
da manhã), blusa "Long Play"
e a cesta
de esparto de Guadix (embora me
arranhe às vezes
os joelhos). E depois, de volta do
mercado,
repartirei na casa amor e pão e fruta.
Para Antonio Carvajal
Es cierto que lo eché de menos
sobre el granito gris,
pulido, del lavabo
donde lo había dejado
hacia solo un instante.
Y que debí quedarme —el pelo
suelto y el brazo
levantado con la mano vacía—
durante todas las horas de
ese instante,
porque pueden perderse un
cepillo y la noción del tiempo.
Y es cierto que lo hallé
en su sitio y sin pensarlo entonces
proseguí en el rito usual
de dar forma a mi nuca.
A PERDA
É verdade que senti saudades dele
no granito cinzento, polido, do
lavatório
onde o tinha deixado há pouco.
E que eu deveria ter ficado - o cabelo
solto e o braço levantado com a mão
vazia –
durante todas as horas desse instante,
porque podem perder-se uma escova e a
noção do tempo.
E é certo que o encontrei em seu lugar
e sem pensar então
prossegui no ritual usual de dar forma
à minha nuca.
Traducción al portugués por
Ada Almeida de Melo, julio 2024
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