POEMAS IBÉRICOS (91). DOS POEMAS DE HERA DE JESUS

 

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Hera de Jesus nació en Maputo, Mozambique.

Entre 2013 e 2017, participo y fue galardonada en vários concursos internacionales de poesia. Tiene textos publicados en las antologias Soletra esse Verso (2018), Fique em Casa (2020), Linguagens e suas Tecnologias – Manual do Professor (2020), No Cais do Amor (2022), Kimpwanza (2023), A Boca no Ouvido de Alguém (2023), Blasfêmeas: Sangue e Poesia (2024) e Translúcidos (2024).

Tambien há publicado en revistas literárias como Lidilisha, Soletras, Contioutras, Por Dentro de África, Escamandro, Avenida Sul, Mallamargens, Folhinha Poética, Cultural Traços/Alta Cultura, Germinaliteratura, Incomunidade, Literatura & Arte Òmnira, Off The Record, LOLWE,  Mbenga Artes e Reflexões, Farol, Journal of Literature and Other Arts.

Es miembro de la Confraria Brasil/Portugal y colabora regularmente con proyectos literarios em Mozambique e otros países de lengua portuguesa.


 

 

 

O cavalo-marinho

dilacerava

a pele negra,

queimada

pelo sol escaldante.

 

No dorso,

o chicote do colono

desenhava

nervuras de agonia

no corpo exposto.

 

Arrancaram-nos

a língua

para que nos esquecêssemos

dos nomes

dos nossos ancestrais.

 

Roubaram-nos

os cantos,

as danças,

as histórias contadas

à volta da fogueira.

 

Expulsaram-nos

para os campos,

para as plantações

de algodão,

para o fundo

das minas,

para a estiva.

 

As mãos,

desfeitas

em calos e preces,

choravam

em silêncio

pelo labor implacável

e pela fúria

da palmatória.

 

Os negros

aprendem

com a chibata.

 

Assim

nos doutrinaram:

a obedecer

curvados,

a falar

com os olhos

no chão,

a engolir

o grito

em nome

da ordem.

 

 

El caballito de mar

rasgó

la piel negra

quemada

por el sol abrasador.

 

Sobre su lomo

el látigo del colono

dibujaba

costillas de agonía

sobre sus cuerpos expuestos.

 

Nos arrancaron

la lengua

para que olvidáramos

los nombres

de nuestros antepasados.

 

Nos robaron

las canciones,

los bailes,

las historias contadas

alrededor de la hoguera.

 

Nos llevaban

a los campos,

a las plantaciones

de algodón,

al fondo

de las minas,

a los estibadores.

 

Las manos,

rotas

en callos y plegarias

lloraban

en silencio

por el trabajo incesante

y la furia

de los azotes.

 

Los negros

aprenden

con el látigo.

 

Así es como

nos adoctrinaron

para obedecer

doblados,

para hablar

con los ojos

en el suelo,

para tragarnos

el grito

en el nombre

del orden.

 

 

 

Poema inédito

 

Chove aos cântaros.

No quintal, uma mulher canta,

canta e salta pelos charcos.

Encharcada, sopra o lume.

 

No fogão, o fogo não acende.

Quem ouviu rebentar um trovão?

Sem fogo, há fome.

 

Na casota, todos a esperam.

Ela cantarola.

Lá fora, ninguém mais passa

o dilúvio afugenta os homens.

Mas ela, corajosa, permanece.

Relampeja.

 

O céu brame de raiva,

mas a mulher canta e sopra.

E o fogo crepita.

 

A chuva cessa.

No pátio, jaz uma lagoa.

A comida está pronta.

A mulher não se cansa.

 

Llueve a cántaros.

En la finca, una mujer canta,

Canta y salta en los charcos.

Empapada, sopla sobre el fuego.

 

La cocina no se enciende.

¿Quién ha oído el trueno?

Sin fuego, hay hambre.

 

En la cabaña, todos la esperan.

Ella canturrea.

Allí fuera, nadie más pasa

El diluvio ahuyenta a los hombres.

Pero ella, valiente, `permanece.

Truena.

 

El cielo ruge de rabia,

pero la mujer canta y sopla.

Y el fuego crepita.

 

Deja de llover.

En el patio hay un estanque.

La comida está lista.

La mujer no se cansa.

 

 

 

 

No Dorso da sombra pag. 32

Traducción al español de SAL, julio, 2025

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